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Cómico de la lengua – Néstor Sánchez

Cómico de la lengua

Néstor Sánchez

Formato: 13,5x21cm.
270 Páginas
Colección ποίησις [poíesis] 1
1ª edición: marzo de 2018
ISBN: 978-84-15766-35-3
Precio: 16 €

 

 

 

Nombrar por primera vez, Sánchez nombra siempre por primera vez, se niega a la memoria conceptual, a la simplificación mutilante que alguna vez denunciara Rilke («y esto se llama perro, esto se llama casa… Ustedes están matando las cosas»), y no solamente lucha por nombrar por primera vez incluso lo más conocido, sino que en cada cosa busca lo que escapa a la definición o al uso de la tribu: «Vamos a tener necesidad de un lenguaje común, un lenguaje común capaz de nombrar por primera vez, frente a la multitud de cosas ya nombradas de afuera, la multitud de cosas casi nunca nombradas de adentro».

Así, Cómico de la lengua podría definirse como el reverso de una novela, el reverso de una realidad narrativa, el reverso de una escritura usual; de ahí su considerable dificultad que desalentará a los cómodos, de ahí los innúmeros escollos que presenta a la lectura más atenta, puesto que si Sánchez consigue casi siempre esa ardua comunicación basada en el rechazo de los puentes verbales presumibles, hay pasajes en que el lector deberá enfrentar el texto tal como el mismo Sánchez enfrenta lo que ese texto busca decir: en una actitud preadámica de opción total, sin tradición ni herencia, solo y desnudo frente a una de las tentativas más audaces que se hayan hecho para tenderle los cabos a una nueva relación con la realidad, de un nuevo descenso a sí mismo y al mundo.

Julio Cortázar

El volumen incluye un apéndice crítico en torno a Cómico de la lengua, al cuidado de Federico Barea, con textos de Julio Cortázar, Héctor Bianciotti, Albert Bensoussan, Teresa Wangeman y el mismo Néstor Sánchez.

Néstor Sánchez nació en 1935 en el barrio porteño de Villa Pueyrredón en Buenos Aires. Milonguero, bailarín de tango profesional y amante del jazz, intentaría hacer confluir en su literatura las dos dimensiones musicales: por un lado, el tango, heredero de lo clásico, una danza estructurada y machista como la cultura en la que fue gestado, una cultura cargada de códigos que determinaban una conducta y, a su vez, esa conducta determinaba que era un hombre: un varón, un compadrito, un lumpen o un señor. Y, por el otro lado, el free jazz, esa música hecha por “negros generalmente semiadictos a la droga y siempre al estupor de su música, semicómplices que rompen cada noche con lo ejecutado la noche anterior, para los que todo está por suceder la noche siguiente y no interesa mucho si alguien se sienta, o no, a escuchar”. Esas dos tradiciones musicales opuestas pero con la feliz coincidencia de venir de abajo, de lo marginal sumadas al influjo de Cesare Pavese, llevan a Néstor Sánchez a publicar en 1963 Escuchando a tu hijo. En ese pequeño libro de relatos se entrevé la tensión entre sentido y ritmo que terminará de galvanizarse en Nosotros dos (1966), su primera novela. Como Sánchez no era un hombre de andarse con chiquitas, le había mandado el manuscrito original de su novela a Cortázar, quien, además de elogiarlo, lo recomendaría a la editorial Sudamericana para una futura publicación.

 Luego escribiría Siberia Blues (1967), donde la resonancia será la clave, y la narración se centrará más en ‘el ritmo de lo que sucede’ que en los hechos mismos. Le seguirá El amhor los Orsinis y la muerte (1969) y el abandono del país. Los derechos de sus obras fueron cedidos por Sánchez a Seix Barral, mientras el autor se encontraba en Barcelona. La editorial reeditaría sus tres primeras novelas y publicaría Cómico de la lengua (1973). Con esta última novela, Sánchez siente que “ha agotado todos los recursos que la literatura podía brindarle” y se sumerge en el silencio. Incentivado e influenciado por la doctrina del Cuarto Camino, abandona Europa y se retira a una vida ascética como testigo del desarrollo humano en Manhattan. Ocho años después es localizado por su familia y envía una serie de misivas con instructivos a su hijo y a su madre, quienes algunos años más tarde, en 1986, lograrían repatriarlo a Villa Pueyrredón donde moriría en 2003.

Fiel al estilo que sostuvo durante toda su vida, ya de regreso, Néstor Sánchez publica la colección de relatos La condición efímera (1988) que están concebidos en contra de “la murga del facilismo” y del lugar común tal como él entendía a la literatura de la comunicación, literatura que ofrece respuestas y confirmaciones en vez de nuevas preguntas. En estos relatos un uso preciso de la palabra hace que se atisben los límites del lenguaje como posibilidad de comunicación, maniobra que lo condenó a ser uno de los tantos desconocidos fundamentales.

En torno al libro: