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∙ Ideas ∙

Ciclo «Ensayo: leer, escribir»

  1. Mesa redonda «Ensayo: leer, escribir», 29 de junio de 2013.
  2. Mesa redonda «Ensayo y pensamiento crítico», 23 de octubre de 2013.
  3. Mesa redonda «De ensayo, ¿qué libro elegirías?», 22 de enero de 2014.
  4. Mesa redonda «Ensayo y crítica literaria», 3 de abril de 2014.
  5. Mesa redonda «Los ensayos de Carlos Piera», 18 de junio de 2014.

 

Actividades:

 

El mundo de las ideas [Kósmos noetós]

(obra en marcha)

Hay que aprender a resistir · Juan Gelman

Poi ci fu la Resistenza                       Después vino la Resistencia

e io                                                                       y yo      

lottai con le armi della poesia.             luché con las armas de la poesía

Pier Paolo Pasolini (Versión de Martín López-Vega, Nórdica Libros, 2015)

 Resistir siempre · Las Moradas, Teresa de Jesús

¿Cómo continuar resistiendo? · Cartas a Théo, Van Gogh

 

 

«R» de resistencia, Abecedario de Gilles Deleuze, primera y segunda partes, transcripción de la traducción del video:

R- Resistencia

Claire Parnet:

«R» como «Resistencia». Tan pronto como creamos, resistimos. Saboteamos las ideas recibidas liberar la vida. Ni tiréis sobre los artistas.

Claire Parnet:

Bueno, «R» es «R» como resistencia y no religión…

Gilles Deleuze:

Sí…

Claire Parnet:

Como has dicho en un conferencia reciente en la FEMIS, la filosofía crea conceptos, y tan pronto como creamos, como has dicho en esa conferencia, resistimos. Entonces, los artistas, los cineastas, los músicas, los matemáticos, los filósofocs, toda esa gente resiste. ¿Pero a qué resisten exactamente? En primer lugar, vayamos por casos. La filosofía ha creado conceptos, pero la ciencia, ¿crea conceptos?

Gilles Deleuze:

No, en cierto modo es una cuestión de palabras, Claire… porque, si decidimos reservar la palabra «concepto» para «filosofía», entonces las nociones científicas, las ideas científicas hay que designarlas con otra palabra. Tampoco se dice de un artista que crea conceptos. Un pintor, un músico, no crea conceptos, crea otra cosa; entonces, para la ciencia habría que encontrar otras palabras. Digamos, por ejemplo, que un científico es alguien que crea funciones –ni digo que sea la mejor palabra–. Crea funciones, pero las funciones se crean tanto –comprendes, crear nuevas funciones: Einstein, Gallois, los grandes matemáticos, pero no sólo los matemáticos; los físicos; los biológos, crean funciones. Y bien… ¿en qué medida eso es resistir, crear es resistir? En el caso de las artes el problema se presenta más claro, porque la ciencia está en una posición más ambigua, en cierto modo le pasa como al cine: está atrapada en tales problemas de programas, de capitales, y todo lo demás… que, las partes de resistencia –pero, en fin, los grandes científicos son también al fin y al cabo grandes resistentes. Pensemos en Einstein, en muchos físicos, en muchos biólogos de hoy en día, es evidente… Resisten, en primer lugar, al arrastres y a los deseos de la opinión corriente, es decir, a todo ese dominio de interogación imbécil. Exigen su… tienen verdadera fuerza para exigir su propio ritmo, no conseguirán que renunciar a algo en condiciones prematuras. Del mismo modo que no se atropellará a un artista, nadie tiene el derecho de atropellar a un artista. Pero yo creo que todo eso –que creer es resistir– se debe a que… te lo voy a decir, y hay un autor que he leído recientemente y que me ha impresionado a este respecto, y es que creo que uno de los motivos del arte y del pensamiento es una cierta vergüenza de ser un hombre. Creo que el hombre que lo ha dicho, el artista, el escritor que lo ha dicho con mayor profundidad es Primo Levi. Supo hablar de esa vergüenza de ser hombre, y él lo hace a un nivel enormemente profundo, porque lo hizo después de volver de los campos de exterminio… salió de allí con… dice: «Sí, cuando fui liberado, lo que dominaba erala vergüenza de ser un hombre». Se trata de una frase a la vez muy espléndida, creo, muy bella, y además no es algo abstracto, la vergüenza de ser hombre es algo muy concreto… Pero no quiere decir las tonterías que podrían hacerle decir. No quiere decir: «somos todos asesinos»; no quiere decir: «somos todos culpables, por ejemplo, por el nazismo»… Primo Levi lo dice admirablemente. Dice: «Esto no significa que los verdugos y las víctimas sean los mismos». No conseguirán que creamos eso. Hay muchos que nos cuentan: «Sí, somos todos culpables», pero no, no, no, en absoluto. No harán que confunda al vérdugo con la víctima. Así, pues, la vergüenza de ser un hombre no quiere decir: «somos todos iguales, estamos todos comprometidos». Sino que quiere decir, a mi modo de ver, varias cosas, es un sentimiento complejo, no es un sentimiento unificado… La vergüenza de ser un hombre quiere decir a la vez: ¿cómo es posible que hombres hayan podido hacer eso, –es decir, hombres que no son yo mismo? ¿Cómo es posible que hayan podido hacer eso? Y, en segundo lugar: ¿cómo es posible que a pesar de ello yo haya transigido? No me he convertido en un verdugo, pero no obstante he transigido bastante para sobrevivir. Y luego una cierta vergüenza, precisamente, de haber sobrevivido, en lugar de algunos amigos que, por su parte, no sobrevivieron a todo aquello. Así, pues, la vergüenza de ser un hombre es un sentimiento extraordinariamente compuesto. Yo creo que en el origen del arte encontramos esa idea, o ese sentimiento muy vivo de una cierta vergüenza de ser un hombre, que hace que el arte consista en liberar la vida que el hombre ha encarcelado. El hombre no deja de encarcelar la vida, no deja de matar la vida. La vergüenza de ser un hombre: el artista es aquel que libera una vida, una vida potente, una vida que es más que personal, que no es la propia vida.

Claire Parnet:

Bueno, te devuelvo de nuevo a «artista y resistencia», es decir, que esa parte de vergüenza de ser un hombre, el arte libera una… la vida en esa cárcel, en esa prisión de vergüenza, pero es muy diferente de la sublimación, en fin, el arte no es de ningún modo…

Gilles Deleuze:

Qué va, es…

Claire Parnet:

… es verdaderamente una resistencia…

Gilles Deleuze:

… es una huida de la vida, es una liberación de la vida. ¿Qué es esto? No se trata en absoluto de cosas abstractas. ¿Qué es un gran personaje de novela? Un gran personaje de novela no es un personaje que se toma prestado de la realidad y además abultado. Charlus no es Montesquiou, ni siquiera abultado por la imaginación genial de Proust. Se trata de potencias de la vida fantásticas. Piensa que, por mal que acabe, un personaje de novela ha integrado en sí… es una especie de gigante, es una exageración con respecto a la vida, pero no es una exageración con respecto al arte. El arte es producción de esas exageraciones. Y por su sola existencia es ya resistencia. O, como decíamos, y entonces enlazamos con nuestro primer tema, «A»: escribir es siempre escribir para los animales, es decir, no «por ellos», sino «en su lugar», lo que los animales no podrían hacer, saber escribir, bueno… liberar la vida, liberar la vida de las cárceles que el hombre… eso es resistir, eso es resistir, no sé. No resulta difícil entenderlo cuando vemos lo que hacen los artistas –quiero decir que no hay arte que no sea una liberación de una potencia de vida, y ante todo no hay arte de la muerte.

Claire Parnet:

Algunas veces el arte no es suficiente: Primo Levi terminó suicidándose, sí, mucho tiempo después. Se suicidó hace mucho tiempo.

Gilles Deleuze:

Sí, se suicidó personalmente, claro que sí, no podía aguantarlo. Suicidó su vida personal, sí, sí. Hay cuatro páginas, o doce o cien páginas de Primo Levi que permanecerán como resistencias eternas… a lo que sucedió. Y además, cuando yo hablo de la vergüenza de ser un hombre, tampoco lo hago en el sentido grandioso de Primo Levi, comprendes, porque si uno se atreve a decir algo así –sino que uno de nosotros, en nuestra vida cotidiana, hay acontecimientos minúsculos que nos inspiran la vergüenza de ser un hombre… Asistimos a una escena en la que alguien es verdaderamente demasiado vulgar; no hacemos una escena por ello, pero nos molesta, nos molesta por él, nos molesta por nosotros mismos porque parecemos soportarlo y casi… también ahí llegamos a una especie de compromiso. Y si protestáramos diciendo: «Lo que dices es vergonzoso», haríamos de ello un drama, estamos atrapados, estamos… ahí sentimos –bueno, esto no admite comparación con Auschwitz, pero incluso en ese grado minúsculo hay una pequeña vergüenza de ser un hombre. Si no sentimos esa vergüenza, no hay motivos para hacer arte… es… sí, no puedo decir otra cosa, sí.

Claire Parnet:

«R» como «Resistencia», continuación y fin. ¿Para qué sirven el arte o la filosofía? Para hacer daño a la majadería, pensadlo y ya veréis.

Gilles Deleuze:

Y además, cuando yo hablo de la vergüenza de ser un hombre, tampoco lo hago en el sentido grandioso de Primo Levi, comprendes, porque si uno se atreve a decir algo así –sino que uno de nosotros, en nuestra vida cotidiana, hay acontecimientos minúsculos que nos inspiran la vergüenza de ser un hombre… Asistimos a una escena en la que alguien es verdaderamente demasiado vulgar; no hacemos una escena por ello, pero nos molesta, nos molesta por él, nos molesta por nosotros mismos porque parecemos soportarlo y casi… también ahí llegamos a una especie de compromiso. Y si protestáramos diciendo: «Lo que dices es vergonzoso», haríamos de ello un drama, estamos atrapados, estamos… ahí sentimos –bueno, esto no admite comparación con Auschwitz, pero incluso en ese grado minúsculo hay una pequeña vergüenza de ser un hombre. Si no sentimos esa vergüenza, no hay motivos para hacer arte… es… sí, no puedo decir otra cosa, sí.

Claire Parnet:

Pero, justamente, cuando creas, cuando eres un artista, ¿sientes los peligros en todo momento, los peligros que te rodean, hay peligros por todas partes?

Gilles Deleuze:

Claro que sí… sí… también en filosofía… Es lo que decía Nietzsche: una filosofía que no hace daño a la majadería, hacer daño a la majadería, resistir a la majadería. Pero, si no hubiera filosofía –la gente hace como si la filosofía, después de todo, está bien para las conversaciones de sobremesa –pero si no hubiera filosofía, podemos figurarnos el grado de majadería… la filosofía impide que la majadería sea tan grande como llegaría a ser si no hubiera filosofía… es su esplendor. Podemos figurarnos lo que sería, al igual que si no hubiera artes, la vulgaridad de la gente… sabes… así que, cuando decimos… crear es resistir, es efectivo, quiero decir que el mundo no sería lo que es si no hubiera arte, porque la gente no se quedaría ahí. No se trata de que lean filosofía, sino que la sola existencia de ésta impide que la gente sea tan estúpida y tan tonta como lo sería si ésta no existiera.

Claire Parnet:

Y tú, por ejemplo, cuando se anuncia la muerte del pensamiento, sabes que hay gente que anuncia la muerte del pensamiento, la muerte del cine, la muerte de la literatura…

Gilles Deleuze:

Sí, sí…

Claire Parnet:

¿Te hace reír?

Gilles Deleuze:

Nome hace… no hay muertos, no hay más que asesinatos, es muy sencillo… tal vez asesinarán al cine, es posible, pero… no hay muerte natural, no. Por una sencilla razón: en la medida en que algo no desempeñe y no ocupe la función de la filosofía, ésta tendrá todos los motivos para subsistir, y si algo distinto ocupa la función de la filosofía, no llego a comprender hasta qué punto es algo distinto de la filosofía. Si uno dice, por ejemplo: la filosofía consiste en crear conceptos, y gracias a ello en hacer daño a la majadería, en impedir la majadería, en fin, ¿quieres que muera la filosofía? Pueden impedirla, pueden censurarla, pueden asesinarla, pero… tiene una función, no va a morir. A mí la «muerte de la filosofia» siempre me ha parecido una idea propia de imbéciles, vaya. Es una idea idiota, no es que quiera que… estoy muy contento de que no muera, pero ni siquiera entiendo lo que quiere decir la «muerte de la filosofía»… se me antoja una idea un poco boba, vaya, relamida, por decir algo…

Claire Parnet:

Pueril…

Gilles Deleuze:

… por decir: las cosas cambian, ya no hay motivo para… pero ¿qué va a reemplazar a la filosofía? ¿Qué va a crear conceptos? Entonces, pueden decirme: «ya no hay que crear conceptos». Pues muy bien, y que reine la majadería. Muy bien, los idiotas quieren la piel de la filosofía, muy bien, pero, ¿qué va a crear conceptos? ¿La informática? ¿Los publicistas? Estos usan la palabra «concepto»…

Claire Parnet:

«Comunicación»…

Gilles Deleuze:

Muy bien, pues bien, tendremos los conceptos de la publicidad, es el concepto de una marca de tallarines… No hay peligro de que así haya mucha rivalidad con la filosofía, porque no creo que la palabra «concepto» se use de la misma manera, pero hoy es más bien la publicidad la que se presenta como un rival directo de la filosofía, porque nos dicen: «¡Nosotros inventamos los conceptos!». ¿Cómo? Los conceptos de la informática, los conceptos de los ordenadores… dan más bien risa. Lo que ellos llaman «concepto», sí, no hay que agobiarse…

Claire Parnet:

¿Podemos decir que tú, Félix, Foucault, formáis redes de conceptos, como redes de resistencia, como una máquina de guerra contra un pensamiento dominante o contra lugares comunes?

Gilles Deleuze:

Sí, ¿por qué no? Estaría muy bien si fuera cierto, estaría muy bien… en todo caso, la red es desde luego la única… el único –si no se forman escuelas, sólo queda el régimen de las redes, de las complicidades. Por supuesto, siempre ha sido así por otra parte, en todas las épocas… Por ejemplo, lo que se conoce como romanticismo alemán, o el romanticismo en general, es una red; lo que se conoce como dadaísmo es una red, sí. Y si nos preguntamos si hoy hay redes, digo que sí, estoy seguro.

Claire Parnet:

¿Redes de resistencia?

Gilles Deleuze:

Eso es. La función de la red es resistir, sí; resistir y crear, sí.

Claire Parnet:

Y tú, por ejemplo, te sientes célebre y clandestino. Esa noción de clandestinidad, te interesa…

Gilles Deleuze:

Me interesa… no me siento célebre, no me siento clandestino. Es verdad, me gustaría ser imperceptible, pero hay mucha gente que querría, que quiere ser imperceptible. Por otra parte, eso no quiere decir que no lo sea, pero ser imperceptible está bien, porque uno puede… sí, pero esas son preguntas casi personales. Yo lo que quiero es hacer mi trabajo, que no me molesten, que no me hagan perder el tiempo, sí… Y al mismo tiempo, ver gente, porque lo necesito, soy como todo el mundo, me gusta le gente… en fin, me gusta un pequeño número de gente, me gusta verles… pero, cuando les veo, no me gustaría… que ello provocara el más mínimo problema. Lo más hermoso del mundo es tener relaciones imperceptibles con gente imperceptibles. Quiero decir que todos somos moléculas –es una molécula de red, una red molecular, sí.

Claire Parnet:

¿Hay una estrategia de la filosofía? Por ejemplo, cuando escribes sobre Leibniz este año. ¿Escribes ahora sobre Leibniz desde un punto de vista estratégico?

Gilles Deleuze:

Sí… supongo que ello depende de lo que se entienda por estrategia. Quiere decir: uno no escribe sin una cierta necesidad. Si no hay necesidad de hacer un libro, es decir, una necesidad sentida por aquel que lo hace, lo mejor es que no lo haga. Así que, cuando escribo sobre Leibniz, se debe a que para mí era necesario. ¿Y por qué era necesario? Porque… porque me había llegado el momento –sería muy largo de explicar, de hablar, no de Leibniz, sino del pliegue, y que el pliegue, bueno…– resultaba que para mí, en ese momento el pliegue estaba fundamentalmente unido a Leibniz. Pero eso podría decirlo de cada libro que he hecho, cuál era la necesidad de la época…

Claire Parnet:

No, pero, aparte de la garra de la necesidad que te empuja a escribir, quiero decir que la vuelta a un filósofo… como historia de la filosofía, después del libro sobre el cine, o los libros como Mil Mesetas o El Anti-edipo, ¿hay en ese área…?

Gilles Deleuze:

No hay una vuelta a un filósofo; por eso respondía correctamente a tu pregunta. Sólo he escrito un libro sobre Leibniz porque para mí había llegado el momento de estudiar lo que era un pliegue… hago historia de la filosofía cuando lo necesito, es decir, cuando encuentro y pruebo una noción que por su parte ya está ligada a un filósofo. Cuando me apasioné por la noción de expresión, hice un libro sobre Spinoza, porque Spinoza es un filósofo que aupó la noción de expresión hasta un punto enormemente alto… Cuando encontré por mi cuenta la noción de pliegue, me pareció que caía por su propio peso que tendría que ser a través de Leibniz… En el caso de que encontrara nociones que ya no están consagradas a un filósofo, en ese momento dejaría de hacer historia de la filosofía. Pero, para mí, no hay diferencia entre hacer un libro de historia de la filosofía y hacer un libro de filosofía y en ese sentido digo: yo sigo mi camino, eso es.

Publicación original aquí.

 

libros de la resistencia se resiste a las definiciones: según Wikipedia «Resistencia» puede referirse a todo esto.

Aquí una mirada amable, aunque comprometedora, sobre libros de la resistencia por el poeta Mario Martín Gijón.